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Pequeños gestos

Marta trabajaba en una empresa de helados. Un día, al terminar su jornada, quedó atrapada dentro de la cámara de congelados por accidente. Golpeó y gritó muchas veces, pero nadie la escuchó, ya que todos habían ido a casa. Horas después, cuando estaba resignada a morir, la puerta se abrió. Era el guardia de seguridad de la entrada quien le había salvado la vida.


Cuando Marta se recuperó, le preguntó al guardia cómo se le ocurrió abrir la puerta del refrigerador si no era parte de su rutina. El guardia respondió: "Llevo dos años trabajando aquí. Muchos trabajadores entran y salen de la planta cada día, pero usted es la única que me saluda con una gran sonrisa cuando entra y cuando se retira. Hoy, como siempre, usted me saludó a la hora de entrada, pero nunca me dijo “hasta mañana” a la hora de salir. En ese momento supe que algo andaba mal, por eso vine a buscarla."

guardia

Moraleja: Un pequeño gesto de amabilidad puede marcar la diferencia en la vida de alguien, incluso en los momentos más inesperados.

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