Érase una vez, una zorra que siempre se jactaba de ser la más astuta del bosque. Todos los animales la admiraban por su belleza y su esponjosa cola. Sin embargo, siempre hacían sentir mal a una conejita porque, según ellos, tenía dientes feos y afilados.
Un día, varios animales cayeron en una red que habían colocado los cazadores, incluyendo a la zorra y a la conejita. Los animales pidieron a la zorra que los liberara con su astucia y su hermosa cola esponjosa, pero no pudo hacer nada. Entonces, la conejita comenzó a morder la soga con sus afilados dientes y logró quedar libre.
Al ver esto, los animales pidieron su ayuda. "Disculpen ustedes", dijo la conejita, "pero no quiero incomodarlos con mis dientes feos y afilados", y diciendo esto, se marchó la conejita.
Moraleja: No subestimes a alguien por su apariencia.